De acuerdo. Getaria no es Manhattan… pero ya sabes que el tamaño no es siempre lo más importante. Este es un pueblo, pequeño, acogedor y marinero, sobre todo muy marinero… Hasta el punto de haber visto nacer al primer hombre que, con una rudimentaria flota de navíos reutilizados, fue capaz de dar la vuelta al mundo entre 1519 y 1522. Y lo más importante, volver para contarlo y traerlo todo “mapeado” con lo que se abrió una nueva época en la Historia: La Era Moderna. Hablamos, como ya habrás adivinado, de Juan Sebastián Elkano. Y, aunque son muchos los recuerdos que su pueblo natal le dedica, no intentes tributarle un homenaje en su tumba, porque como la de tantos y tantos marinos, famosos o desconocidos, piratas o cartógrafos, comerciantes o exploradores, su tumba fue el mar.
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De acuerdo. Getaria no es Manhattan… pero ya sabes que el tamaño no es siempre lo más importante. Este es un pueblo, pequeño, acogedor y marinero, sobre todo muy marinero… Hasta el punto de haber visto nacer al primer hombre que, con una rudimentaria flota de navíos reutilizados, fue capaz de dar la vuelta al mundo entre 1519 y 1522. Y lo más importante, volver para contarlo y traerlo todo “mapeado” con lo que se abrió una nueva época en la Historia: La Era Moderna. Hablamos, como ya habrás adivinado, de Juan Sebastián Elkano. Y, aunque son muchos los recuerdos que su pueblo natal le dedica, no intentes tributarle un homenaje en su tumba, porque como la de tantos y tantos marinos, famosos o desconocidos, piratas o cartógrafos, comerciantes o exploradores, su tumba fue el mar.
Hoy, una losa en la contundente y gótica iglesia de san Salvador recuerda al hijo predilecto de la villa muerto en el Pacífico cerca de las Molucas. ¿Y qué hacía Juan Sebastián por aquellas tierras? Pues establecer nuevas rutas comerciales con unas islas en disputa con la corona portuguesa, las cuales poseían una gran riqueza en especias.
Como dice un refrán vasco: “Txapela buruan eta ibili munduan” o, lo que es lo mismo “boina en la cabeza y a recorrer mundo”. Algo así debía de pensar nuestro ilustre marino que no quiso prolongar los agasajos del Emperador Carlos y de nuevo se embarcó a recorrer esos mares.
Pero la leyenda de un pueblo marinero no se forja con un solo nombre, por muy importante que éste fuera. Es hora de hablar de otra familia, los primos Bonechea; guerreros, marinos, científicos y comerciantes.
El mayor de ellos, Domingo de Bonechea, capitán de mar y guerra fue, además, un ilustrado y curioso científico con quien si te cruzaras ahora mismo en una de estas callejuelas de la vieja Getaria, podrías confundir con el mismísimo capitán Cook, protagonista de varias películas y documentales. Y puesto que ambos coincidían en recorrer y reclamar para sus respectivas coronas las más paradisíacas islas del Pacífico sur, digamos que no se profesaban ninguna admiración.
Entre 1772 y 1774 descubrió e intentó incorporar la isla de Tahití a la corona española y tras derrotar al rey Tu, el más importante de las islas, estableció en aquel lugar una misión. Desgraciadamente murió unos meses después y fue enterrado allí mismo. Como nota curiosa y, al mismo tiempo demostrativa del aprecio mutuo (y del interés británico sobre aquellas tierras) hay que mencionar que su tumba fue desmantelada poco después por orden de su cariñoso admirador… ¡Cook!
Pero lo mejor del legado de Domingo de Bonechea fue su primo Manuel de Agote y Bonechea, seguramente conocedor de las andanzas de su familiar por el Pacífico. Y si el primero dedicó su vida al noble arte de la conquista y la guerra, el segundo se centró en el no menos noble y azaroso mundo de los negocios que, por aquellos tiempos ya incluían piratas, tifones, traiciones, enfermedades y otras sorpresas de la vida empresarial de la época.
En cualquier caso (o tal vez gracias a ello) el culto e ilustrado Manuel de Agote amasó una inmensa fortuna y regresó a su Getaria natal donde, en homenaje a todos los marinos de la villa, mando erigir y sufragó los gastos de la primera estatua en homenaje a Juan Sebastián, cuya copia (ya que la original se perdió durante la Primera Guerra Carlista) puedes contemplar en el mirador junto al mar. Y si con esta estatua no te vale, en la villa hay otras dos estatuas conmemorativas de este personaje.
Como decíamos al principio Getaria es un pueblo marinero y de marineros… eso sí, siempre con el permiso de Cristobal Balenciaga, uno de los más grandes modistos o diseñadores de moda de la historia y nacido en este pueblo en 1895.