Cada año, cuando llegan los temporales al norte de España, puedes ver en los telediarios enormes olas rompiendo en la costa. Pues bien… si te atreves a ver este espectáculo en directo, estás en el escaparate por excelencia desde donde disfrutar del bravo y azul mar Cantábrico.
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Cada año, cuando llegan los temporales al norte de España, puedes ver en los telediarios enormes olas rompiendo en la costa. Pues bien… si te atreves a ver este espectáculo en directo, estás en el escaparate por excelencia desde donde disfrutar del bravo y azul mar Cantábrico.
El Paseo Nuevo de San Sebastián, nace en 1916 bautizado por la Reina María Cristina, una vez que el Ministerio de la Guerra cede al Ayuntamiento de la ciudad el terreno que rodea la base del Monte Urgull. Con estas... el ingeniero Luis Balanzat y su escudero, el arquitecto Juan de Alday se arremangaron e iniciaron las obras del entonces llamado “Paseo del Príncipe de Asturias” ejecutado en tres fases y quedando completado en 1919. Un detalle curioso es que también se había planteado una cuarta fase no realizada. En ella se proponía continuar el Paseo a través del puerto mediante un viaducto... Otra curiosidad más es que hace años el lugar albergaba un mirador al mar, ubicado junto a la actual Sociedad Fotográfica y que se llamaba Plaza del Tambor. ¿Sería por el redoble de las olas en sus habituales temporales?
Y es que este Paseo, es seguramente uno lugares de la ciudad que más sufren el fuerte carácter del Cantábrico… Así, tras múltiples desprendimientos, hundimientos y otras heridas de guerra, la ciudad se vio obligada a realizar en 1998 una importante rehabilitación, reforzándolo y sujetando la ladera del monte Urgull. Para muchos Donostiarras, fue una pena que esta obra supusiera el derribo de una antigua ermita que existía… pena mitigada por la escultura que se ubicó, en octubre del año 2002, muy cerca de donde dicha ermita se hallaba: La Construcción Vacía, del escultor Jorge Oteiza.
Si existiera una clasificación tres estrellas, para lugares donde sentir la naturaleza, este Paseo sin duda las tendría. Recorrer su kilómetro de distancia un día de mar revuelto es una experiencia muy, muy recomendable... Y tranquilo… que si la seguridad se complica, el lugar se cierra con antelación al tráfico de vehículos y peatones.
Y si por el contrario, toca paz en el Cantábrico… la puesta del sol sobre el mar que se puede disfrutar desde aquí, es otra forma de sentir la naturaleza con calificación de tres estrellas. O de 4, si tras un veraniego día de viento sur el cielo se tinta de rojo en el momento de la puesta.