Hermosa e ilustre villa, cuyo nombre viene conformado por dos vocablos vascos: Hondar, que significa arena, e ibi, que significa vado, es decir, vado de arena o lugar sobre las arenas.
¿Pero a qué no sabías que esta coqueta ciudad, antaño perteneció a Navarra?
Pues sí… como lo oyes… y así fue hasta que en 1203, el rey Alfonso VIII le otorgó la Carta Puebla y el Fuero de San Sebastián, pasando entonces a pertenecer a Gipuzkoa y cerrando de esta forma la única conexión que tenía Navarra con el mar en aquellos tiempos. A lo largo de los años posteriores, hubo nuevos intentos por parte de Hondarribia de anexionarse a Navarra de nuevo, incluso en uno de ellos, el solicitado en 1639, proponía hacer navegable el río Bidasoa hasta el pueblo de Sunbilla.
Para Hondarribia suponía una gran diferencia económica ser la única puerta al mar de Navarra y a Navarra también le apetecía tener una salida al mar, así que tanta fue la insistencia y durante tantos años, que finalmente y muy a pesar de la Diputación de Gipuzkoa, el rey Carlos IV cedió de nuevo Hondarribia a Navarra en 1805, quien por fin tuvo un puerto desde donde exportar su afamada huerta y otras mercancías como lana, cacao o azúcar.
Pero resulta que por esas fechas Napoleón invade todo lo invadible, anulando aquella cesión. Poco más tarde, y como era costumbre en el Sr. Bonaparte, cambió de opinión... y hasta propuso un nuevo plan para realizar un canal navegable hasta Pamplona... Pero jamás se construiría.
Un último intento de anexión a Navarra tuvo lugar no hace mucho, en plena Guerra Civil… Tampoco prosperó y Navarra quedó definitivamente sin una salida directa al mar Cantábrico.
Contaros también que a lo largo de su historia, Hondarribia ha sufrido numerosos asedios bélicos: ocho al menos… documentados entre 1280 y 1876, lo que viene a ser un asedio cada 70 años de media. Vamos, que si te hubiera tocado vivir en aquella época, muy probablemente no hubieras tenido paz a lo largo de toda tu vida. Cada vez que estallaba una guerra que enfrentaba a España con Francia, la localidad era la primera en ser atacada por los franceses. Y fue en uno de estos episodios, el de 1638, organizado nada menos que por el mismísimo Cardenal de Richelieu (exacto: el de “Los tres mosqueteros”), cuando Hondarribia se ganó su título de ciudad (la primera de toda Gipuzkoa) al salir airosa del conflicto gracias a la supuesta intervención divina de la Virgen de Guadalupe. Es por ello que desde entonces, cada 8 de septiembre, un Alarde festivo renueva el voto de agradecimiento a dicha Virgen. Para rematar la sección de desastres, deciros también que Hondarribia fue arrasada por un par de incendios en 1461 y en 1498.
Eso sí, cuando no estaba sitiada ni quemada, Hondarribia era un muy próspero puerto comercial.
Fruto de tantos conflictos, Hondarribia es una población fuertemente amurallada, habiendo llegado hasta nuestros días una gran parte de aquellas construcciones defensivas. Hoy, toda su parte vieja es un decorado real de lo que eran los pueblos medievales. A través de sus tres puertas principales, es posible adentrarse en sus callejuelas de suelo adoquinado, balconadas de forja y plazas detenidas en el tiempo... Te recomendamos que eches un vistazo al imponente castillo de Carlos V, hoy Parador Nacional, con sus paredes repletas de heridas de guerra... y a la iglesia de la Asunción y el Manzano, de gran valor arquitectónico donde se mezclan el gótico con el espectacular estilo barroco vasco.
Al acabar las guerras carlistas, y con ellas el último asedio a la ciudad, en 1876 se llevarán a cabo dos ensanches que condicionarían el futuro de la ciudad. Es entonces cuando a extramuros de Hondarribia nace, sobre un asentamiento casi prehistórico, el actual barrio pesquero de La Marina, y que junto al puerto de Getaria, fue de los más importantes de Gipuzkoa. Hoy se ha transformado en un encantador barrio donde tomarse unos pintxos de campeonato rodeado por sus casitas multicolor y floridos balcones, que incluso sirvieron como decorado para Steve McQueen cuando protagonizó la película “Papillon”. Por algo este barrio de La Marina está declarado Monumento Histórico-Artístico.
Una última curiosidad para acabar: a unos pocos metros, en el Paseo de Butrón, podrás pisar el último centímetro de costa española antes de cruzar a Francia...