Se dice que Briones debe su nombre a los Berones, que estaban asentados en esta zona cuando llegaron los romanos con sus coloridos estandartes y sus afiladas espadas. Pero de aquellas lejanas épocas no quedan casi restos, y si Briones es una villa monumental se lo debe, sobre todo, a las construcciones renacentistas y barrocas de las que puede presumir.
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Se dice que Briones debe su nombre a los Berones, que estaban asentados en esta zona cuando llegaron los romanos con sus coloridos estandartes y sus afiladas espadas. Pero de aquellas lejanas épocas no quedan casi restos, y si Briones es una villa monumental se lo debe, sobre todo, a las construcciones renacentistas y barrocas de las que puede presumir.
Eso sí, el pueblo tiene también su pasado medieval. Estuvo rodeado de murallas y dominado por una fortaleza de la que aún quedan vestigios en la parte más elevada de la población. Fue Fernando III quien se la cargó en el siglo XIII, durante algunas travesuras bélicas propias de esa época que Briones recuerda, cada verano, en sus Jornadas Medievales.
O sea, que hoy la villa ya no tiene fortaleza, pero sí la espléndida iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Es del siglo XVI, aunque la torre que hoy ves fue levantada más tarde, en el XVIII, y en el interior del templo hay una buena cantidad de capillas vinculadas a nombres ilustres de Briones, como es el caso de la de los Hircio.
Quizá no te suene ese apellido, pero seguro que a Hernán Cortés sí lo tienes situado, ¿verdad? Pues a sus órdenes estuvieron los hermanos Pedro y Martín de Hircio durante la conquista de México, y el primero llegó incluso a ser nombrado gobernador.
La plaza de España es otro de los lugares que tienes que ver bien visto, con sus edificios nobles y una casona que ronda los cinco siglos de edad. Tampoco te pierdas el Palacio del Marqués de San Nicolás, hoy el Ayuntamiento de la villa, ni las muchas y hermosas ermitas que salpican la población. Todo forma un lugar de gran belleza con sabor a pasadas hidalguías riojanas, y que hace algunos años fue escenario de una serie televisiva titulada Gran Reserva. Los pueblos tan fotogénicos es lo que tienen.
Si además, te gusta el vino y todo lo que lo rodea, no dejes de acercarte al Museo Vivanco de la Cultura del Vino, una verdadera referencia en la materia. Y si lo tuyo son las tradiciones curiosas, busca lo que llaman las Cercas de las Cuarenta. Es un sitio desde el que, al parecer, se divisaba ese número de santuarios, entre iglesias y ermitas. Y a quien rezase una oración en este lugar, le eran concedidos cuarenta días de indulgencia. ¡Uno por cada iglesia que había a la vista!