Si de alguna manera tu viaje a ninguna parte te ha traido hasta este bonito pueblo burgalés, has de saber que te encuentras ante todo un escenario histórico: el campo de batalla donde el ejército anglo-español fue derrotado, en el otoño de 1808, por unas tropas napoleónicas que ya andaban más que escocidas tras lo de Bailén, Zaragoza y algunos otros episodios que no las habían dejado muy buen sabor de boca.
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Si de alguna manera tu viaje a ninguna parte te ha traido hasta este bonito pueblo burgalés, has de saber que te encuentras ante todo un escenario histórico: el campo de batalla donde el ejército anglo-español fue derrotado, en el otoño de 1808, por unas tropas napoleónicas que ya andaban más que escocidas tras lo de Bailén, Zaragoza y algunos otros episodios que no las habían dejado muy buen sabor de boca.
Además, en la noble villa de Espinosa de los Monteros, tampoco te faltarán sitios por los que pasearte. Hay iglesias como la renacentista Santa Cecilia, la antigua y reconstruida San Nicolás o Nuestra Señora de Berrueza, del siglo XVIII. Y hay también una retahíla de torres, palacios y casas señoriales que visitar, porque si algo se respira en la localidad es Historia de la buena.
Así que para empezar, deja que te contemos de dónde le viene el nombre al lugar.
Corrían los tiempos de la Reconquista cuando Sancho García, conde de Castilla, quiso recompensar a uno de sus hombres por haberle salvado de una traición en la que estaba enredada hasta la propia madre del conde. El caso es que Sancho conservó el pellejo gracias al fiel escudero, un mozo natural de Espinosa.
Era exactamente el año 1006, y el noble decidió que, en adelante, aquel escudero guardaría su sueño y en los siglos que habían de venir, el sueño de los reyes de Castilla sería velado por los hijos de aquella población burgalesa. Así se creó el cuerpo de los Monteros de Espinosa, al que solo podían pertenecer los hidalgos naturales de la villa, y que quedó encargado de custodiar la alcoba real durante las noches.
Esta guardia, que te parecerá una institución muy medieval, porque lo es, se mantuvo viva hasta la proclamación de la Segunda República, en 1931.
Que sepas también, que estás a un paso del tremendo paisaje kárstico de Ojo Guareña y el alucinante arco de piedra de Puentedey. Según algunos, moldeado nada menos que por el mismísimo dedo de Dios. Otros estudios más recientes apuntan la posibilidad de que el arco es obra del río que ha perforado la roca con muchos años y mucha paciencia de por medio. En cualquier caso, a este capricho de la naturaleza o de la divinidad le hemos dedicado una audioguía para él solito.