A orillas del mar y del río que le presta nombre, se encuentra el pequeño pueblo de Deba. Estamos en otra de esas villas costeras guipuzcoanas muy apropiadas para el disfrute de la naturaleza, ya que un tercio de su superficie urbana la ocupan jardines, parques y paseos.
En su origen las gentes de Deba vivían en la villa de Itziar, a tan solo 4 km al interior, pero en 1343 decidieron acercarse más a la costa para poder dedicarse a la pesca y a la caza de ballenas, fundando así el actual pueblo de Deba.
Antiguamente la villa estaba rodeada de un muro con 5 puertas, cuyos nombres se escogían por el lugar al que daban acceso; así pues, adivina a dónde conducía el Portal de la Fuente...!! También estaba el Portal del Pasaje que conducía al puerto, el Portal del Arenal al arenal, el Portal del Rey, por donde exclusivamente pasaba el carruaje del Rey o de sus emisarios cuando visitaban la villa y el Portal del Astillero... que obviamente accedía al astillero. Desgraciadamente ya no quedan restos de estos monumentales portones.
Fuera de las murallas y cerca de los astilleros, se encontraban los hornos donde se cocía la grasa de las ballenas para extraer el saín, un aceite muy cotizado al tratarse de un estupendo combustible que, además, no sacaba ni humo ni olor. Tan bueno era que la iluminación de las casas dependía de él, convirtiéndose en un gran negocio para los cazadores de ballenas.
Junto a la plaza central está la iglesia Santa María, Monumento Nacional que destaca por la buena conservación de las capillas, del claustro y de su pórtico (aún policromado, cosa muy rara en iglesias de esta época). Comenzó a construirse hace 600 años sobre una anterior iglesia, en una época en la que Deba pasaba por un glorioso momento económico. Tanto, que mucho del dinero que se empleó en su construcción, salió de los propios vecinos y es por ello que en su fachada principal se halla el escudo de Deba. El claustro fue utilizado durante mucho tiempo como cementerio y un detalle curioso es que esta Iglesia esconde entre sus muros la proporción áurea, también llamada “proporción divina”. Una proporción que intenta encontrar una explicación matemática a la belleza, reduciéndola al número Phi (se pronuncia Fi), con un valor de 1,6180...
Otra de las bellezas que Deba nos regala es su costa. Si vas en las horas de bajamar a las zonas de Mendeta y Sakoneta, podrás ver las increíbles formaciones de flysch negro y el biotopo protegido. En el flysch se han encontrado las llamadas septarias de Deba, unas piedras semipreciosas que ahora pertenecen, en su mayoría, a una colección privada. Estas piedras desarrollaron durante su crecimiento una serie de fracturas internas que poco a poco se fueron rellenando de minerales, quedando así curiosos e inigualables dibujos en el interior de la piedra. Puedes escuchar nuestra audioguía sobre el Flysch para conocer más acerca de esta formación única en el mundo.
Así mismo, a lo largo de todo el litoral podrás encontrar diferentes playas y calas, parajes incomparables para aquellos que busquen tranquilidad y aislamiento. No te pierdas tampoco las vistas al mar desde la Atalaya de Santa Catalina, lugar desde el que antiguamente y sobre el mes de octubre se divisaban las primeras ballenas.
Para finalizar, contaros que debido a las formaciones rocosas de piedra caliza en toda la zona, esta costa se encuentra colmada de grutas y cuevas. En muchas de ellas se han encontrado restos arqueológicos de gran valor histórico. También se dice que eran cobijos para los contrabandistas, por lo que ¡estate atento si pasas por ahí! Se rumorea que aún quedan tesoros escondidos...