Esto de la ciudad de Osma y el Burgo de Osma merece una explicación que aclare las cosas bien.
Para empezar por el principio tenemos que viajar a tiempos remotos, anteriores a la llegada de las legiones romanas a estas tierras. Había aquí un asentamiento celtíbero llamado Uxama que debía de tener la suficiente importancia, como para que Roma decidiera añadirlo a su colección de territorios invadidos allá por el 99 antes de Cristo.
Con la ciudad, los romanos hicieron lo que se esperaba de ellos, o sea, romanizar. Uxama-Argaela logró peso e importancia, y las cosas no cambiaron demasiado en los siglos siguientes hasta que los del “Ave César” empezaron a flojear y sus plazas fueron tomadas por los visigodos, primero, y los árabes, después. Mucho más tarde, durante la Reconquista, este fue un territorio de lo más movido, pasando de manos cristianas a musulmanas varias veces y sufriendo batallas y escaramuzas cada martes y cada jueves. El Castillo de Osma se ha quedado ahí para contarnos todas aquellas aventuras.
Acabó consolidándose el dominio cristiano en el siglo XI y a partir de entonces la Historia del lugar tomó otro rumbo. Por orden del obispo se empezó a construir una catedral, sobre el 1101, alrededor de la que iba a nacer y crecer un burgo, el Burgo de Osma, que con el tiempo ganaría en importancia a la antigua población y dejaría clara la autoridad del cristianismo sobre la zona. Y así, ya tenemos a la villa creciendo y prosperando.
Tiempo después, ya en el siglo XIII, otro obispo decidirá cargarse la vieja catedral románica y levantar otra según la moda gótica. Pero si no te parece muy gótico lo que queda hoy a la vista es porque los sucesivos jerarcas irían cambiando y añadiendo cosas al edificio a lo largo de los tiempos y dejando de paso sus respectivos escudos para que nadie se olvidara de ellos.
Medievales son también la Iglesia de Santa Cristina y, por los pelos, las murallas de mediados del XV, que están entre las mejor conservadas de aquellas épocas. Pero el Burgo de Osma cuenta además con edificaciones maestras de otros siglos: del XVI es la renacentista Universidad de Santa Catalina, una especie de Cambridge en mitad de Castilla, y de la centuria siguiente el Convento del Carmen y el Hospital de San Agustín.
Algunas obras neoclásicas, como la propia Plaza Mayor, rematan un Conjunto Histórico-Artístico en el que te empaparás de historia aunque no quieras.