Dicen que aquí se apareció ella... La Virgen de Aránzazu... En el año 1469, a 750 metros de altura y sobre este profundo valle rodeado de montañas y vegetación. El asunto es que hizo su aparición sobre un espino, y frente a ella, el pastor Rodrigo que cuidaba de sus ovejas, quien no creyendo lo que veía, tan solo atinó a preguntarle en euskera: "Arantzan zu?", que traducido significa, ¿Tú en un espino?
Otra leyenda, menos fantasiosa, nos cuenta que el nombre del santuario, del lugar y de la Virgen, no está relacionado con la leyenda de su aparición. En sí, la palabra vasca arantzazu se compone de "arantza" que se traduce como "espino" y el sufijo "zu" que indica "abundancia" por lo que viene a significar "abundancia de espinos" y hace referencia a gran cantidad de arbustos espinosos que siembran este lugar.
El Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu es un santuario católico mariano situado en el municipio de Oñate, a los pies de las campas de Urbia. Desde 1514 está servido por la Orden de los Franciscanos, quienes, a través de los siglos, hicieron de Aránzazu un lugar de devoción y peregrinación, así como un punto a señalar por su arte y cultura.
A lo largo de su historia, el santuario ha tenido que ser reconstruido hasta en tres ocasiones debido a tres incendios: en 1553, en 1622 y en 1834. No obstante se puede decir que, a pesar de las llamas, tampoco le fue muy mal a este lugar, teniendo en cuenta todas las guerras que pasaron por esta región un tanto movida: La primera, contra el rey de Francia hasta 1700, justo después, la de Sucesión hasta el 1714, la guerra de 1719, la napoleónica entre 1808 y 1813 y la constitucional de 1823... ¡Casi nada!
Finalmente, en 1834, ni siquiera su inaccesible situación le sirvió para defenderse de las tropas liberales al mando del general Rodil, quienes tomaron el convento, al considerarlo un refugio de absolutistas... Y aprovechando que ya estaban allí, tras saquearlo, también se les ocurrió incendiarlo.
Ya en 1951, en lugar de seguir acometiéndose las continuas tareas de reforma parcial y ampliación, se decidió construir una basílica nueva que fuese verdaderamente solemne por su dimensión y formas, pero, sobre todo, que expresase la fe cristiana que los franciscanos habían sostenido en aquella recóndita zona de Gipuzkoa durante siglos.
Para ello, se convocó un concurso de ideas... Y así, su recientemente construida basílica es una obra arquitectónica, escultórica y artística perpetrada por los artistas Jorge Oteiza, Eduardo Chillida y Nestor Basterretxea.
Pero sin duda, lo más fotografiado de este sitio son los personajes que habitan en el friso de la entrada al santuario. Ellos son la pura representación de la esencia del cristianismo, el vaciarse por dentro para entregarse a los demás. Peroooo... atento al detalle... ¡Aquí hay 14 personajes y los apóstoles eran 12! ¿Cómo es posible? Verás... Fíjate en las dos figuras de los extremos y verás que miran hacia el interior, es decir, hacia los otros apóstoles. Son dos nuevos cristianos ganados por dichos apóstoles. Así pues, la representación de los catorce simboliza el aumento de la comunidad cristiana gracias a la dedicación a extender la palabra de Cristo por parte de los 12 apóstoles iniciales.
Bajo la construcción, aún se halla la antigua basílica, actualmente convertida en cripta.
Y para finalizar, una curiosidad sobre la Virgen de Aránzazu. Esta virgen es también la patrona de Gipuzkoa desde 1918, y es por ello que no son pocas las Arantxas o Arantzas que llevan ese nombre en honor a ella.