La bahía de La Concha… Qué deciros sin caer en los tópicos tan utilizados, y que a muchos y muchas donostiarras se nos hacen un pelín ñoños... Pues nada! En esta audioguía, nos olvidaremos de los términos tipo “marco incomparable” o “perla del Océano”, para contaros que este accidente geográfico tan peculiar engloba tres playas, un bonito paseo, una barandilla y una isla.
La primera playa comienza en el Real Club Náutico, al amparo del monte Urgull y se extiende hasta el Palacio de Miramar, ocupando aproximadamente dos tercios de los dos kilómetros de paseo que forman la bahía. Desde dicho Palacio, hasta el Peine del Viento se halla el segundo arenal, llamado Playa de Ondarreta. La tercera playa, es puramente anecdótica, localizándose en la misma Isla de Santa Clara, y la cual solo aparece con marea baja.
A lo largo del Paseo existe un carril bici digno de utilizar si tienes la ocasión, en coexistencia con una zona de árboles del tipo Tamarices (mal llamados Tamarindos por mucha gente) que se hallan plantados desde el Ayuntamiento hasta La Perla. Ya en en Ondarreta, el Paseo discurre junto a unos cuidados los jardines de flores y setos, que acaban en el Club de Tenis, rematándose el final un poco más adelante, en el Peine del Viento, a las faldas del Monte Igeldo.
Una anécdota curiosa es que al final de la Playa de Ondarreta, junto a la rampa de acceso del Real Club de Tenis, se encontraba una cárcel que permaneció en pie desde 1890 hasta 1948, y de la que hoy en día, cuando la marea está baja y el banco de arena es escaso, aún pueden verse sus cimientos.
Pero volvamos a la Playa de La Concha, paseando junto a la blanca barandilla que nos acompaña durante nuestro andar.
Allá por 1910, el Paseo fue remodelado por completo aprovechando el tirón turístico que suponía para San Sebastián ser el destino favorito de la reina Isabel II. Fue entonces cuando se construyó el voladizo, el actual edificio de La Perla y la colocación de la afamada barandilla, inaugurada en 1916 por el rey Alfonso XIII. Si bien por aquellos entonces, el término “reciclaje” no era de uso popular, a alguien debió de darle pena fundir la anterior barandilla, por lo que fue reubicada en el margen del rio Urumea, en el Paseo de Francia, donde aún permanece.
Por cierto, los tramos de barandilla que se van sustituyendo por mantenimiento, ya no se dan a los ciudadanos como sucedía hace tiempo, ya que en la actualidad esta barandilla está protegida por el Plan Especial de Protección del Patrimonio Urbanístico Construido, de forma que únicamente puede ser colocada en el paseo de La Concha y en los jardines Alderdi Eder, frente al Ayuntamiento.
Al frente de la Bahía, y a casi 1 kilómetro de distancia, está la Isla de Santa Clara. Declarada Centro Histórico de Interés Nacional, merece la pena pasar en ella una tarde. Entre el 1 de junio y el 30 de septiembre, tienes un servicio de motoras regular que te llevará a descubrir sus parajes secretos, su faro (habitado hasta 1968), sus acantilados esculpidos por el mar y su muy particular punto de vista sobre la ciudad a la que protege en los días de temporal.