Del Museo Guggenheim te podríamos contar muchas cosas. Muchas que ya te habrán contado como por ejemplo que se trata, sin lugar a dudas, de la principal atracción de la ciudad desde que en 1997 el famoso arquitecto Frank Gehry concluyó este impresionante museo de Arte Moderno. También te podríamos contar que está hecho en titanio y que sus retorcidas formas no son sólo un capricho característico de toda la obra de Gehry, sino que pretenden recordar cómo Bilbao hizo su fortuna gracias al mar y los barcos que subían y bajaban llenos de mercancías por esa ría donde ahora se alza este museo.
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Del Museo Guggenheim te podríamos contar muchas cosas. Muchas que ya te habrán contado como por ejemplo que se trata, sin lugar a dudas, de la principal atracción de la ciudad desde que en 1997 el famoso arquitecto Frank Gehry concluyó este impresionante museo de Arte Moderno. También te podríamos contar que está hecho en titanio y que sus retorcidas formas no son sólo un capricho característico de toda la obra de Gehry, sino que pretenden recordar cómo Bilbao hizo su fortuna gracias al mar y los barcos que subían y bajaban llenos de mercancías por esa ría donde ahora se alza este museo.
Pero también podemos contarte algo menos conocido. Por ejemplo, que estás ante un edificio que está muy relacionado con la apasionante vida de una mujer: Peggy Guggenheim da nombre a éste y a los otros museos Guggenheim que también hay esparcidos por otros lugares privilegiados del ancho mundo.
Peggy nació millonaria en el Nueva York de la “Belle Époque”, y como heredera tras la muerte de su padre en el hundimiento del “Titanic”, le dio por coleccionar Arte hasta convertirse en una adicta tal y como ella misma reconoció en sus “Memorias”. Sobre todo al Arte Moderno, al surrealismo y al arte de los cubistas como Picasso, a los que, además, ayudó económicamente comprando sus obras y promocionándolos por medio de galerías y museos financiados por su ancho bolsillo.
En veinte años, entre 1921 y 1941, Peggy se hizo con una magnífica colección que, por cierto, tuvo que sacar rápidamente de París cuando los nazis entraron en la capital francesa.
De allí Peggy volvió a su Nueva York natal. Pero el mal rato que le dieron los hitlerianos no le hizo olvidar su amor por el Arte, ni por la vieja Europa...
Tras una larga vida dedicada a promocionar el Arte Moderno, Peggy dejó tras ella el legado de hacer que dicho arte fuera conocido y respetado en las ciudades más pujantes, cultas y avanzadas del mundo. Por eso hay Museos Guggenheim en Nueva York, en Italia, en Abu Dabi y este que estás viendo ahora mismo en todo su titánico y bilbaíno esplendor. Tanto es así que incluso el mismísimo James Bond lo utilizó como escenario de una de sus impresionantes escapadas. La que protagoniza el actor irlandés Pierce Brosnan en “El mundo nunca es suficiente”.
Desde sus más de 12 metros de altura, "Puppy", el gigantesco y floreado Yorkshire Terrier que el artista Jeff Koons instaló para la inauguración del Museo, y que Bilbao finalmente adoptó como mascota permanente, vigila impasible sus alrededores. Pero “tranqui”, ¡que ni ladra, ni muerde!