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Frías

Burgos

Audioguía de Frías

Qué ver en Frías

Cuando teníamos siete años y dibujábamos castillos en lo alto de rocas enormes, no sabíamos que, en realidad, estábamos dibujando la fortaleza de Frías. Acércarte al pueblo y la verás, encaramada a un peñón dominando la región como solo un castillo medieval puede hacerlo.

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Cuando teníamos siete años y dibujábamos castillos en lo alto de rocas enormes, no sabíamos que, en realidad, estábamos dibujando la fortaleza de Frías. Acércarte al pueblo y la verás, encaramada a un peñón dominando la región como solo un castillo medieval puede hacerlo.

El lugar no está escogido al azar, claro. Hace milenios que nuestros antepasados se dieron cuenta de que este era un buen sitio para cruzar el río, y los romanos, que no daban puntada sin hilo, construyeron aquí un puente para que una de sus calzadas conectara la meseta con el Cantábrico.

El puente sigue ahí, aunque se ha reconstruido unas cuantas veces y en la Edad Media se añadió una torre en su centro para cobrar el peaje por cruzarlo. Si el castillo no fuera tan espectacular, el emblema de la ciudad seguramente sería este.

Por su aspecto, ya habrás adivinado que Frías tiene origen medieval, y como lugar estratégico que es formó parte de varios señoríos que lo codiciaban. En el siglo XV, incluso estuvo envuelto en el intercambio de cromos que el rey Juan II de Castilla propuso al conde de Haro, Pedro Fernández de Velasco. Le dijo: Yo te doy Frías y tú me das Peñafiel. Dicho y hecho. Pero sucedió que a los lugareños no les gustaron los nuevos y desorbitados impuestos, ni perder los fueros que previamente les había otorgado el rey, así que le montaron una guerra al conde. Un hecho que aún hoy se recuerda cada domingo más cercano al 24 de Junio, en la conmemorativa y original Fiesta del Capitán.

Una vez calmado el populacho, Fernández de Velasco mejoró las fortificaciones de su nueva posesión. Y eso que ya contaba con una muralla del siglo XIII, y por supuesto, con el castillo que desde tiempos aún más antiguos coronaba la gigantesca roca de La Muela.

La visita a esa fortaleza es algo que no te puedes perder de ninguna manera. Un puente levadizo excavado en el peñasco, almenas, saeteras, troneras y una torre del homenaje que está diciendo ¡fotografíame pero ya!. Pero claro, por muy impresionante que sea el castillo, que lo es, no puedes pasar por alto la Iglesia de San Vicente, el Convento de Vadillo y, sobre todo, las peculiarísimas casas construidas al borde mismo del abismo de La Muela.

Fueron hechas de toba y madera, tienen varios pisos y están pegadas unas a otras para aprovechar el escaso espacio de la parte alta de la ciudad. El resultado es una alucinante estampa de viviendas asomadas al precipicio de tal manera que parecen formar parte de él. Y no estás en Cuenca, no.


Frías

Calle del Castillo, 20 (Oficina de Turismo)
09211 Frías
(+34) 947 35 87 61

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