Si te aconsejamos que visites el Museo dedicado a la familia Gálvez, ubicado en la Avenida de los Gálvez, es porque esta no fue una familia cualquiera. Hasta cinco de sus miembros, cuatro de ellos hermanos, se hicieron importantes e influyentes en la España del Siglo de las Luces.
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Si te aconsejamos que visites el Museo dedicado a la familia Gálvez, ubicado en la Avenida de los Gálvez, es porque esta no fue una familia cualquiera. Hasta cinco de sus miembros, cuatro de ellos hermanos, se hicieron importantes e influyentes en la España del Siglo de las Luces.
Miguel de Gálvez desempeñó montones de cargos en la vida política de la época. Entre ellos, el de embajador ante la corte prusiana de Federico el Grande, para llegar a la cual había que atravesar en coche de caballos una Europa infestada de salteadores de caminos y lúgubres posadas. Con todo, el diplomático llegó a hacer buenas migas con el flautista Federico, y mejores aún con la emperatriz rusa Catalina la Grande cuando le tocó trasladarse a San Petersburgo. Consiguió aficionar a la zarina al vino malagueño y quién sabe si eso fue lo que mejoró el carácter de la complicada y fogosa emperatriz. Y es que cuenta la leyenda que tan fogosa era, que hasta sus múltiples amantes se le quedaban cortos… Un día, viendo aparearse a un caballo… se le ocurrió probar… Bueno... En fin... Vulva, colon, estómago y otros órganos vitales destrozados y Catalina que pasó a mejor vida como consecuencia de su insaciable apetito sexual.
Pero a la vida de Miguel no le va a la zaga la de su hermano José, ministro de Carlos III y marqués de Sonora, que acumuló poder y dignidades, manejó asuntos muy gordos en América y aún encontró tiempo para fundar el Archivo de Indias. Parte de su frenética actividad la concentró en dejar al rey Jorge de Inglaterra sin sus colonias americanas, ayudado sobre el terreno por otro de los Gálvez, a quien le puso al mando de ejércitos con los que dio decisivos disgustos a los ingleses en el actual sur de los Estados Unidos.
Este se llamaba Bernardo, era sobrino de los citados y tampoco sabía estarse quieto: una larga experiencia como militar en África, la ahora frontera mexicana y otros revoltosos lugares eran sus lugares favoritos.
Pero el caso es que ni José ni Bernardo, los miembros más conocidos de la familia, estaba vivos cuando se construyó el palacio en el que vivió la familia Gálvez, ubicado en Málaga y hoy desaparecido.