La de Frigiliana es una historia de mezclas, y un ejemplo de la belleza que a menudo resulta de la diversidad. ¿De qué estamos hablando?, dirás. Pues de fenicios, romanos, judíos, árabes y cristianos. Hazlos pasar a todos por la comarca malagueña de la Axarquía, dales un buen puñado de siglos y un clima casi tropical, agita bien la mixtura y zas, ya tienes un maravilloso y encantador pueblo blanco.
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La de Frigiliana es una historia de mezclas, y un ejemplo de la belleza que a menudo resulta de la diversidad. ¿De qué estamos hablando?, dirás. Pues de fenicios, romanos, judíos, árabes y cristianos. Hazlos pasar a todos por la comarca malagueña de la Axarquía, dales un buen puñado de siglos y un clima casi tropical, agita bien la mixtura y zas, ya tienes un maravilloso y encantador pueblo blanco.
En Frigiliana podría haber también un bonito castillo árabe, pero hoy solo quedan unos pocos restos. Y es que en 1569 fue pulverizado para impedir más revueltas moriscas, y así desapareció una construcción que quizá se remontaba al siglo IX. Se conservan muy bien, en cambio, otras cosas erigidas por los nobles malagueños que dominaron este lugar a sus anchas. Por ejemplo, el palacio renacentista de los condes de Frigiliana, que construyeron los Manrique de Lara a principios del XVI, aprovechando, precisamente, parte de los materiales de la fortaleza árabe que aún no había arrasado Felipe II.
Esa mansión es más conocida como El Ingenio, y en ella se aloja la única fábrica de miel de caña que permanece activa en toda Europa.
A uno de los Manrique de Lara se debe también la construcción de la Fuente Vieja, en el casco antiguo. Una curiosidad es que cuando fue colocada, allá por el siglo XVII, el pueblo la rebautizó como Fuente Nueva. Algo que tiene su lógica si lo piensas, porque eso de llamar Fuente Vieja a la fuente más nueva se les hacía raro.
No dejes de ver tampoco la bonita Iglesia de San Antonio, hecha pocos años después que la fuente, ni la Ermita del Ecce-Homo. Ambas estaban ya aquí cuando Frigiliana se las tuvo tiesas con los soldados de Napoleón en la Guerra de la Independencia. También le tocaría lidiar con los bandoleros que aterrorizaron la región y hasta con una plaga de filoxera, un insecto parásito que atacó los viñedos y les hizo la pascua a muchas familias del lugar.
Y así nosotros acabamos esta audioguía para que ahora te dediques a disfrutar de unas callejuelas que casi parecen marroquíes, como la del Inquisidor, con los balcones llenos de flores y la cercanía del mar Mediterráneo.