Para cuando Santa Teresa la hizo famosa con su poesía y sus raptos místicos, la ciudad de Ávila ya tenía una historia detrás. Una Historia con sus antiguos pobladores celtas, su época de romanización, sus visigodos y su conquista musulmana. Lo de su fundación por un hijo de Hércules ya resulta un poco más dudoso, pero ahí lo dejamos…
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Para cuando Santa Teresa la hizo famosa con su poesía y sus raptos místicos, la ciudad de Ávila ya tenía una historia detrás. Una Historia con sus antiguos pobladores celtas, su época de romanización, sus visigodos y su conquista musulmana. Lo de su fundación por un hijo de Hércules ya resulta un poco más dudoso, pero ahí lo dejamos…
En el siglo VIII empezó una fase especialmente dura para la zona. Formaba parte de unos amplios territorios, casi despoblados, que eran escenario frecuente de encontronazos entre moros y cristianos. Ninguno de los bandos conseguía dominar claramente, así que a lo largo de muchísimos años hubo batallas y escaramuzas para dar y tomar, que machacaron lo que quedaba de la Ávila romana y visigoda.
Y así hasta que, a finales del siglo XI, el rey Alfonso se arremangó para reconstruir estas tierras castellanas tras tanto desastre. Se dice que fue entonces cuando se levantaron las espectaculares murallas abulenses, aunque sobre ese asunto hay diversidad de opiniones. Lo que sabemos seguro es que la ciudad medieval fue prosperando, hasta entrar en una especie de letargo a partir del siglo XVI.
Así que lo más bonito que existe en el interior de esos muros formidables nos viene de aquellas épocas: las iglesias románicas de San Andrés y San Pedro, la imponente catedral gótica, primera española de ese estilo, o el Monasterio de Santo Tomás, también gótico. Y cómo no, el convento erigido donde estuvo la casa natal de la mística Santa Teresa. También hay por aquí multitud de ermitas y otros notables edificios religiosos no relacionados con esta mística mujer, así que no te pierdas la Basílica de San Vicente
Toca también pasear entre los muchos palacios de la nobleza castellana que permanecen en pie. Uno de los más vistosos es el Torreón de los Guzmanes, pero no es el único: el de Valderrábanos, el de Polentinos o el de los Velada forman parte de una lista en la que está también el Palacio de los Águila, propiedad de una familia vinculada a una oscura leyenda con la que vamos a rematar esta audioguía.
Se dice que, sobre 1520, un pintor recibió el encargo de restaurar el retrato de una dama llamada Beatriz. Se enamoró perdidamente de ella, así que una vez terminado el trabajo, siguió rondando cerca de su casa sin descanso para verla. Esta especie de amor platónico no debió de hacerle mucha gracia a uno de los de la familia Águila, que además de pretender a la misma mujer, resultó ser tan celoso que se le cruzó el cable y salió en busca del artista espada en mano. Lo encontró, se batieron y el de Águila cayó desplomado en la calle que hoy llaman de la Vida y la Muerte. El pintor marchó a Flandes como soldado para evitar venganzas y olvidar a su admirada dama, y de ella, Beatriz, no sabemos si sintió más pena por uno, por otro, por los dos… o por ninguno. ¿Tu qué crees?