Estamos en el corazón de Madrid. Estamos en la Puerta del Sol. En el lugar desde donde parten los indicativos kilométricos de todas las carreteras radiales de España vigiladas, además de por algún que otro radar de tráfico, por el monumental oso que representa, y que junto con el no menos famoso madroño, forman el escudo de armas de la Capital.
Pero, ¿Te has planeado alguna vez el porqué de estos símbolos? ¿Y si te contamos que el oso es en realidad una osa? Y que las siete estrellas, también presentes en el escudo y bandera de la Comunidad, parecen simbolizar la constelación de la Osa Mayor…
Así pues, y antes de que te hagas el habitual selfie con la escultura, vamos a contarte unos pocos datos más sobre el cómo, cuándo y por qué de este conjunto que, en realidad es bastante más reciente de lo que pudiera parecer, ya que fue inaugurado hace poco más de 50 años.
Para ello, hay que volver al principio de los principios; la historia de Ocno Bianor.
Según la leyenda este rey troyano fue enviado por Apolo a la búsqueda de tierras en las que establecer su nuevo reino “hacia las tierras donde muere el sol”, es decir hacia el oeste. Tras muchas aventuras y desventuras, en una de ellas intentaba cruzar los Alpes en pleno invierno… demasiado frío para cualquier cuerpo, incluido el de los héroes, por lo que nuestro héroe terminó refugiándose en una cueva en la que hibernaba un oso que, con su calor, salvó a Ocno de morir congelado.
En esta leyenda, escrita en pleno reinado de Felipe II cuando Madrid y Valladolid se disputaban el título de capital y cada una hacía más méritos para llevarse el título, parece situarse, según el reconocido “madridólogo” José María de Mena, el origen del oso en el escudo de la Villa y Corte. Pero hay un matiz importante que también aclara en sus escritos el sabio Mena; el oso es, en realidad una osa, ya que la feminidad en heráldica simboliza la fecundidad y la abundancia.
Y así ya tenemos a la osa en el escudo. Para enfatizar bien el carácter “osado” de la villa, se le añadieron las siete estrellas de la constelación de la Osa Mayor (el también llamado carro) y que simboliza el norte, el avance y el progreso.
En un primer momento, hacia el siglo XIII, su representación era simplemente pastando y con las estrellas dibujadas sobre el lomo del animal. Poco más tarde éste aparece junto a una torre, símbolo de fuerza y firmeza y, ya en pleno siglo XVI aparece por primera vez el madroño.
De las varias teorías que existen sobre su incorporación al escudo tenemos suicidios rituales, disputas, o milagrosos remedios anti-peste… Pero la que parece ser más probable es la adopción de un sencillo elemento nemotécnico, es decir, que sirve para ayudar a la memoria a retener algo. De este modo el Mad-roño en el escudo nos hace recordar que éste pertenece a Mad-rid. Así de simple.