La Orden de los capuchinos llegó a León en el siglo XIII, pero antes de empezar esta audioguía, nos gustaría aclarar ese pequeño lío que hay con los capuchinos, quienes además de dar nombre a ese café tan rico, en realidad, eran una orden religiosa de origen medieval, fundada por San Francisco de Asís. Sí, aquel santo italiano que llamaba “hermanos” hasta a los lobos.
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La Orden de los capuchinos llegó a León en el siglo XIII, pero antes de empezar esta audioguía, nos gustaría aclarar ese pequeño lío que hay con los capuchinos, quienes además de dar nombre a ese café tan rico, en realidad, eran una orden religiosa de origen medieval, fundada por San Francisco de Asís. Sí, aquel santo italiano que llamaba “hermanos” hasta a los lobos.
Lo que sí está claro es que el edificio original, muy deteriorado por el paso de tantos siglos, tuvo que ser sustituido por este otro que ves. De estilo neoclásico, fue concluido por el arquitecto Francisco de Rivas en el año 1791. A partir de esa fecha el edificio y, sobre todo, sus habitantes, pasaron bastantes aventuritas, por decirlo de una forma suave.
Para empezar, la revolución francesa que trajo la guerra y, sobre todo a Napoleón, que trajo aún más guerra… Corría el invierno de 1808 cuando, León y todo el Norte de la Península sufrieron, además, una tremenda e histórica borrasca metereológica que llenó los caminos de soldados españoles y británicos muertos, hambrientos y desesperados. Estos últimos eran los más peligrosos ya que a medida que avanzaban hacia Galicia bajo el mando del general sir John Moore, mataron, violaron y saquearon todo lo matable, violable y saqueable. Y es que en aquel infierno blanco, con caminos imposibles y cubiertos de nieve, ya no había, ni amigos, ni aliados, ni ningún general aparte de “Sálvese quien pueda”.
Sin embargo, el convento tuvo más suerte, ya que un tal marqués de La Romana mantuvo aquí su Cuartel General y eso dio algo de orden y tranquilidad a la ciudad. Es por ello que esta iglesia, sobrevivió al paso de aquella manada de pobres hambrientos y desesperados que iban buscando refugio hacia Galicia y Portugal.
Después de la guerra contra Napoleón vinieron nuevas guerras, y con ellas, nuevas ideas revolucionarias, hasta que en 1836, el entonces ministro Mendizabal decretó que todas las órdenes religiosas que no fueran de conocida utilidad pública quedasen suprimidas y sus bienes pasasen al dominio público. Ese fue el caso de los Capuchinos y, por tanto, de este convento.
Sin embargo, en 1882 se permitió a dicha Orden de los Capuchinos volver a ocupar el edificio… y así ha quedado la cosa hasta hoy…