Estamos ante una vieja ciudad romana en la que su nombre, aún nos recuerda el paso de las legiones romanas por allí… Astorga es Asturica Augusta y fue el paso del tiempo el encargado de reducir el sonoro nombre de esta ciudad romana a Asturicaugusta, luego Asturgusta, más tarde Asturga y finalmente Astorga...
Corrían tiempos en los que los romanos iban buscando bronca con gente a la que no conocían de nada. En este caso lo hicieron con una de las tribus de esta zona Norte de Hispania, los astures que daban nombre a la región de Asturias.
¿Y por qué habían ido a buscar bronca con aquellos bravos guerreros mayormente celtas, unos tipos melenudos y bigotudos, con tatuajes y afiladas lanzas…? Pues por lo de siempre. Porque los romanos, mucho imperio y mucha cultura, pero en el fondo eran más simples que el mecanismo de un chupa chups. Y resulta que en aquella zona dominada por los astures había oro. Y punto. Con eso bastaba para que el Senado y el Pueblo de Roma mandasen allí a un par de legiones. Una costumbre que a lo largo de toda la historia de la humanidad se ha venido repitiendo por todos los mandatarios: ¿Riqueza? ¡¡Pues para mi!!
La segunda parte de “Asturica Augusta” te dice cuándo fue eso. Fue en el tiempo del emperador Augusto, allá por el 26 y el 27 antes de Cristo.
Los historiadores romanos como Floro y Orosio contaban que los astures y cántabros eran pueblos muy fuertes y que, si no se les sometía, perderían el control de toda Hispania. O al menos esa fue la excusa popular… pero no la verdadera… la de quedarse con su oro como decíamos antes. Y así, Augusto partió con un Ejército hacia este lugar.
No fue mucho lo que duró la feroz resistencia ya que los astures tuvieron la mala… malísima idea de refugiarse en las Médulas. Justo donde estaba el oro que era lo que en realidad venían buscando los romanos. En el 19 antes de Cristo los ejércitos de Augusto ya habían arrasado con todo, desde lo que ahora es Burgos hasta Galicia. Y sobre esa victoria total se edificó Asturica Augusta, que si bien ya existía como campamento tras el fin de la resistencia de los astures, creció y creció como una gran ciudad romana. Y así sobrevivió incluso muchos años después de que él último emperador romano, Rómulo, fuera echado a patadas de lo poco que quedaba ya del imperio romano.
Pero aún y todo la ciudad siguió allí, sirviendo de fin de trayecto a una de las principales vías romanas, la que unía Asturica Augusta con el gran puerto de Burdigala, la actual Burdeos.
Ahí están sus murallas, los restos romanos de las termas y la ergástula (la cárcel de esclavos de aquella época). Otros lugares que hay que ver por aquí, son el convento de Santa Clara que nos recuerda los agitados tiempos de la guerra contra Napoleón y por supuesto la gran joya de la ciudad: el Palacio del Obispo, sobre el cual te animamos a escuchar nuestra audioguía.
Y todo esto es lo que queríamos contarte sobre Asturica Augusta, o sea la actual Astorga.
