Como algunas otras cosas en Barcelona, el monumento a Cristóbal Colón ha llegado a nosotros desde aquella Exposición Universal de 1888 que la ciudad se tomó tan en serio. Y desde entonces ahí sigue en pie al final de la Rambla, bien cerca del puerto viejo, siendo clasificado para muchos hoy en día como uno de los grandes iconos barceloneses.
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Como algunas otras cosas en Barcelona, el monumento a Cristóbal Colón ha llegado a nosotros desde aquella Exposición Universal de 1888 que la ciudad se tomó tan en serio. Y desde entonces ahí sigue en pie al final de la Rambla, bien cerca del puerto viejo, siendo clasificado para muchos hoy en día como uno de los grandes iconos barceloneses.
Como era propio de la época, en su estética se quiso imitar el estilo antiguo. Pero tampoco era cuestión de desdeñar las últimas tecnologías, así que en el interior de la columna, tan seria y tan neoclásica, se alojó un ascensor que, por cierto, tuvo la ocurrencia de averiarse el día de su inauguración, dejando al señor alcalde encerrado por un rato en la barriga del monumento.
Con todo, la obra fue en su tiempo muy comentada y recomendada (muy viral que diríamos hoy en día), porque permitía ver la ciudad desde sus 57 metros de altura y sin necesidad de cansarse subiendo a lo alto de esta mole de bronce para cuya fundición, el gobierno de Madrid contribuyó con algunas toneladas de material bélico de desecho. Si, si… ¡cómo lo oyes!
Estás ante una obra del escultor Rafael Atché, compuesta por un pedestal con ocho medallones en relieve dedicados a diversos personajes relacionados con el descubridor de América. En el capitel de la columna, otros cuatro relieves representan a Europa, África, Asia y América.
Pero la gran pregunta acerca de la estatua es: ¿hacia dónde señala su dedo índice?
Podría pensarse que hacia América, pero no es así. Podría pensarse que hacia Génova, pero parece que tampoco es así. Mejor, déjate llevar por la fantasía mientras observas el gesto decidido de don Cristóbal y quizá se te ocurra la solución al enigma, porque aun hoy en día no hay un consenso claro sobre lo que señala el dedo de Colón.