Sobre cuándo se fundó esta ciudad hay bastantes versiones. Como siempre, o casi siempre, parece que la cosa empieza con una de romanos…
Algunos dicen que León fue, como tantas otras ciudades actuales, un campamento fortificado de una legión romana allá por el año 74 de nuestra era. Otros, al amparo de descubrimientos arqueológicos, dicen que cien años antes de que llegase esa legión ya se había asentado otra anteriormente, la cual habría dado el nombre a ese lugar: Legio, “Legión” en latín, y que con el paso del tiempo habría acabado convirtiéndose en su actual nombre, “León”.
Lo cierto es que León, en aquellos momentos, no era una población muy importante. Los romanos, que por entonces ya se habían aficionado al dulce aroma del oro que venía desde las Médulas, tenían establecida su urbe principal en Asturica Augusta. Vamos, en lo que ahora es Astorga, y sobre cuyo lugar ya te contamos cosas en otra de nuestras audioguías.
Así que, como decíamos, León no destacaba como población… Hasta que los visigodos, refugiados en las montañas de Asturias tras la invasión árabe, consiguen bajar de allí y establecen su capital en este lugar. Ocurrió en la víspera del Fin del Mundo, tal y como la gente de aquella época creía que iba a ocurrir esa noche. Un 31 de diciembre del año 1000 después de la venida de Cristo.
La cosa es que esta fatídica fecha tampoco preocupaba mucho a la corte asturleonesa del momento, porque en 999 también establecieron allí su capital oficial. Y es que hablando de los asturleoneses, no es de extrañar su optimismo con esto de ponerse a esos trámites administrativos justo unas semanas antes de que llegase la bestia del Apocalipsis, tal y como se temía por toda Europa. Los asturleoneses, como nos cuenta la Historia de Castilla y León, eran verdaderos supervivientes. Ya desde la fundación del reino, en el año 718, por un tal Pelayo, habían estado sobreviviendo a toda clase de calamidades. Desde la invasión de los casi invencibles musulmanes, hasta toda clase de batallas con otros invasores, traiciones y peleas palaciegas. Vamos, que después de tanto follón, ya no les asustaba eso de que la última noche del año 1000 iba a ser el Fin del Mundo.
Y así surgió esta magnífica ciudad. Atento a la Colegiata de San Isidoro, que data de aquella época. Edificio sobre el que tenemos una audioguía dedicada a él solito.
Y siguió pasando mucha Historia por León… La mayoría de las veces de un modo brutal, como por ejemplo en el crudo invierno del año 1808, cuando desfiló por allí la llamada Marcha de la Muerte, con miles de soldados españoles y británicos huyendo de Napoleón en medio de una de las mayores nevadas que se recuerdan en esta parte del Mundo.
Pero como suele pasar siempre, después de las tempestades llegó la calma a tan revuelto lugar. Y así, llegamos a la apoteosis de la “Belle Époque” leonesa, cuando quedó definida la actual trama de la ciudad, construyéndose entonces algunos edificios como el Palacio de los Botines, seguramente una de las mejores obras del genial Gaudí.