Acabas de oir una psicofonía en la que supuestamente se escuchan los espíritus que vagan por las ruinas de Belchite Viejo… Y es que este pueblo tiene una dura historia que contarte.
24 de agosto de 1937. Estamos en plena Guerra Civil española. El ejército republicano al mando del general Pozas, inicia una ofensiva contra este lugar para establecer una base desde la que lanzar el ataque definitivo a la ciudad de Zaragoza, situada a tan sólo unos 48 Km. de aquí. En la iglesia de San Juan, conocida popularmente como la Torre del Reloj, suenan las 12 campanadas que se aprovechan para lanzar doce cañonazos contra la población.
Desde ese momento y durante dos semanas se suceden los bombardeos, combates cuerpo a cuerpo y demás estupideces propias de cualquier guerra. Pero las tropas sublevadas y los 2.200 belchitanos que han quedado cercados junto a ellos ofrecen (ya sea por convicción o por obligación) mucha más resistencia de la esperada. Los enfrentamientos entre los aviones republicanos y los cazas de los sublevados, contribuirán a aumentar la destrucción de Belchite.
A día 6 de septiembre sólo queda un devastado pueblo con casi 6.000 cadáveres por sus calles. Soldados de ambos bandos entremezclados con la población civil ofrecen un desagradable y silencioso espectáculo. Hace calor y apesta a muerte.
Poco menos de dos años más tarde, la guerra acaba y el general Franco promete al pueblo de Belchite reconstruir el pueblo sobre sus ruinas. Promesa que fue incumplida. De esta forma, hoy podemos asomarnos a este impresionante testimonio de la Historia bélica más cercana de España y que debería de servir como crudo homenaje a nuestros anhelos de paz.
Vallado desde hace unos años para protegerlo del vandalismo y de los derrumbes ocasionales, aún es posible conocer este tétrico lugar gracias a las visitas guiadas por personas del pueblo y descendientes de aquellas gentes. Merece la pena vivir la sensación de andar por sus calles imaginándolas llenas de vida, comercios y bullicio... y luego... el horror, los aviones arransándola, las ametralladoras, los gritos...
Una curiosidad que no te debes perder es el obús sin explotar que todavía sigue incrustado en el campanario de la iglesia de San Agustín.
¿Y sabes...? Hay quien dice que por aquí aún vagan las almas de la gente que murió en este episodio de la Guerra Civil. ¿O tal vez se trata del general cartaginés Amílcar Barca y sus soldados que murieron sofocando otra rebelión muchos siglos antes, cuando Belchite se llamaba “Belia”?