En Figueras vio la luz un personaje único llamado Salvador Dalí. Y eso, se quiera o no, marca para siempre. Así que la excéntrica huella daliniana, en forma de Teatro-Museo, es uno de los grandes atractivos de esta localidad del Alto Ampurdán.
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En Figueras vio la luz un personaje único llamado Salvador Dalí. Y eso, se quiera o no, marca para siempre. Así que la excéntrica huella daliniana, en forma de Teatro-Museo, es uno de los grandes atractivos de esta localidad del Alto Ampurdán.
Pero no creas que el lugar no tiene centenares de años detrás. Por tener, hasta tiene un nombre que parece venir de tiempos de los visigodos, aunque fue en el siglo XIII cuando la villa obtuvo un fuero real y empezó a asomar la cabeza por las páginas de la historia.
Figueras estaba en una situación peliaguda, muy cerca de la frontera francesa y, por tanto, muy próxima a las guerras, líos y disputas de uno y otro lado de los Pirineos. Así que tuvo su muralla medieval, como corresponde, y en el siglo XVIII se construyó el tremendo Castillo de San Fernando, o de Sant Ferrán. Un pedazo de fortificación que está entre las mejores conservadas de Europa y que, con sus fosos y baluartes, es el monumento más grande de toda Cataluña. Fue en sus caballerizas donde, en 1939, se reunieron por última vez las Cortes de la República antes de partir al exilio
Unos cien años después del castillo se levantó en Figueras un bonito teatro, que acabaría siendo bombardeado en la Guerra Civil y recuperado después para servir de sede al Museo Dalí. Como ya habrás imaginado, recibe cada año riadas de visitantes atraídos por la personalidad magnética de don Salvador.
El Teatro-Museo está coronado por esa colección de huevos gigantes que has visto en cantidad de fotos, y en su interior no solo se hallan muchas de las obras del genio surrealista, sino también su propia tumba. Dalí se implicó mucho en el proyecto y cada rincón está impregnado de su volcánico temperamento: el de un artista que, en cierta ocasión, dijo que la única diferencia entre un loco y él, era que él no estaba loco.
Recorridos con aprovechamiento el castillo y el complejo daliniano, te queda por ver otro sitio muy especial: el Museo del Juguete de Cataluña, que guarda una increíble colección de millares de piezas entre triciclos, robots, trenes, peonzas, mecanos y todo lo que se te pueda ocurrir.