El pueblo de Bagergue lo puedes encontrar en medio de un maravilloso verde o cubierto por una capa de blanco inmaculado, dependiendo de la época en que vayas a visitarlo. Lo único seguro es que te va a parecer una chulada, porque es uno de esos lugares a los que la expresión pueblo de cuento les va como anillo al dedo.
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El pueblo de Bagergue lo puedes encontrar en medio de un maravilloso verde o cubierto por una capa de blanco inmaculado, dependiendo de la época en que vayas a visitarlo. Lo único seguro es que te va a parecer una chulada, porque es uno de esos lugares a los que la expresión pueblo de cuento les va como anillo al dedo.
Situado en la comarca pirenaica del Valle de Arán, es la población a mayor altura de toda la región. Tendrás que superar los 1400 metros para llegar a esta maravilla hecha de casas de piedra, tejados de pizarra, balcones de madera y flores por doquier cuando el tiempo lo permite. Una vez allí, deberías acercarte a la bellísima iglesia románica de Sant Feliu y darte un paseo hasta la ermita de Santa Margarita. Tampoco dejes de visitar el museo de Eth Corrau, incluso si no eres muy de visitar museos.
¿Y por qué te decimos eso? Pues porque aquí se reúnen miles de piezas que muestran lo que ha sido la vida cotidiana en este valle, y este no es un valle cualquiera. Metido en las montañas pirenaicas y expuesto a su dura climatología, se mantuvo aislado durante muchísimos siglos, y solo las aguas del río Garona facilitaron su relación con los vecinos franceses. Eso le hizo formar parte de la región histórica de Occitania y marcó su carácter y su cultura, además de darle una lengua propia, el aranés, que también se habla en el sur de Francia.
A día de hoy, los poco más de cien habitantes de Bagergue viven sobre todo del turismo. La estación de esquí de Baqueira Beret está a muy poca distancia y, como sabes, es un destino invernal más que conocido.
Como es natural, de semejantes lugares han brotado leyendas casi como setas. Una de ellas habla del gigante Mandronius, un hombre de casi tres metros de altura y brazos hercúleos que vivía en una cueva. Fue la pesadilla de los invasores romanos quienes, además, tuvieron la mala idea de secuestrar a su mujer y a su hija. Arrasó su campamento y liberó a las mozas, pero semejante demostración de fuerza no hizo mucha gracia a algunos vecinos, que más bien lo empezaron a ver como una amenaza. Y fíjate cómo se las gastaban los Araneses que estos sí que consiguieron vencerle. Deshonrado, Mandronius ordenó a su sirviente que le clavara una estaca en la nuca y acabó sepultado en estas montañas. Como buena leyenda, todo normal hasta ahí, pero ya en pleno siglo XX, según se dice, un labrador de la zona que cavaba para sembrar patatas dio con un esqueleto de enormes dimensiones... Y con esto, nosotros acabamos esta audioguía y a ti te dejamos pensando si esta leyenda es verdadera, es medio verdadera o es solo es una leyenda más.