La ciudad de Almería que hoy conocemos tiene poco más de un milenio. Y su origen está, exactamente, en el miedo de Abderramán I a que los normandos aparecieran en estas costas con ganas de pelea.
El emir mandó fortificar la zona y construir atalayas desde las que vigilar el Mediterráneo. Y como pasa siempre, eso acabó dando lugar a una población. Con el tiempo aparecería la impresionante alcazaba que puedes contemplar, y la no menos impresionante Muralla de Jairán, que en su día rodeó la zona.
Con un conjunto monumental como ese, los de aquí lo tenían fácil para escoger un símbolo. Sin embargo, lo que verás por todos lados es otra cosa: una figura con los brazos abiertos y un arco sobre su cabeza que alguien pintó hace miles de años en una cueva almeriense. Quedó bautizado como el indalo, y aunque no se sabe muy bien qué significa, toda la vida se ha dicho que trae suerte y que protege a la gente. Y ya sabes cómo van estas cosas…
Lo que sí demuestra el indalo es que la zona ya estaba poblada en tiempos remotos, y desde entonces hasta hoy son muchas las culturas que han dejado aquí su pisada. Los romanos hicieron los honores con un puerto enorme, y visigodos y bizantinos precedieron a los árabes, que hasta montaron aquí una taifa.
Ya con los cristianos al mando, se levantó la Catedral de la Encarnación, que entre terremotos y reformas nos ha llegado con elementos góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos. Todo en uno.
Como en tantas otras ciudades, Almería también decidió derribar sus murallas medievales en el siglo XIX a la búsqueda de espacio para crecer. Durante las décadas siguientes se construirían obras tan singulares como el ayuntamiento, el Mercado Central y, sobre todo, el Cable Inglés, un cargadero de mineral hecho en hierro al modo de Gustave Eiffel.
Luego, claro, llegó el cine. El Hollywood europeo arrancó en el desierto de Tabernas, a media hora de la capital, allá por los años sesenta. Apareció Sergio Leone, y junto a él venía Clint Eastwood con un poncho y dos pistolas. No hizo falta más para que el spaghetti western y el desierto almeriense acabaran siendo la misma cosa, y eso que aquí se rodaron verdaderos clásicos de otros géneros: Lawrence de Arabia, Cleopatra, Conan el Bárbaro e Indiana Jones se tostaron al sol de Almería, y hasta Juego de Tronos ha grabado algunas escenas por la zona.
Todo eso ha dejado unos cuantos decorados de película en el árido paraje de Tabernas que tienes que ver. ¡Y sabemos que lo estás deseando!