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Zamora

Audioguía de Zamora

Qué ver en Zamora

Seguro que te suena ese dicho que dice que no se ganó Zamora en una hora, pero ya sería más raro que supieras de dónde le viene a la ciudad ese nombre que ha dado para tantos juegos de palabras. Y sería raro porque ni los propios estudiosos lo tienen claro. De todos los orígenes barajados, eso sí, el árabe es el más chulo: Zamora vendría de samurah, que al parecer designa a la turquesa o a una piedra preciosa semejante.

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Seguro que te suena ese dicho que dice que no se ganó Zamora en una hora, pero ya sería más raro que supieras de dónde le viene a la ciudad ese nombre que ha dado para tantos juegos de palabras. Y sería raro porque ni los propios estudiosos lo tienen claro. De todos los orígenes barajados, eso sí, el árabe es el más chulo: Zamora vendría de samurah, que al parecer designa a la turquesa o a una piedra preciosa semejante.

Lo que no ofrece dudas es que los árabes estuvieron por aquí, pero debieron esperar sentaditos el turno porque cantidad de pueblos les precedieron en estas latitudes. Los vacceos ocupaban la zona tranquilamente hasta la llegada de las legiones romanas y su programa de fiestas. Fiestas que les amargó un caudillo lusitano llamado Viriato, al que no pudieron someter más que comprando a sus lugartenientes para después decirles aquello de «Roma no paga a traidores». Una bonita manera de ir de íntegros y ahorrarse unas monedas al mismo tiempo.

La ciudad vio después pasar a suevos y visigodos, y entonces sí, llegó el momento de los musulmanes, que se hicieron con la plaza, la perdieron, la recobraron y la volvieron a perder.

Poco más tarde iban a llegar mejores épocas para Zamora: el rey Fernando I impulsó su repoblación, le construyó unas tremendas murallas y luego la envolvió en papel de regalo para dejársela en herencia a su hija Urraca. Pero ocurrió que a Sancho, el mayor de los hijos, no le pareció bien el reparto de los inmensos dominios paternos, y decidió declarar la guerra a sus hermanos.

El ambicioso primogénito se las arregló para ir venciendo y quitando a cada hermano su trozo de tarta, y cuando llegó el turno de Zamora comprobó que aquellas murallas levantadas por su progenitor eran un problema serio. Muy serio… El asedio duró meses y meses, y las cosas las fue a resolver un personaje llamado Bellido Dolfos, que arregló el tema matando a Sancho tras engañarle y ganarse su confianza.

Y fue precisamente en aquellos siglos de la Baja Edad Media, cuando en Zamora se fue creando un excepcional conjunto románico que hoy pasa por ser uno de los más importantes de Europa, ahí es nada. La población tiene una catedral y más de veinte iglesias de ese estilo, a las que se suman los restos de las murallas medievales para componer un legado monumental impresionante de verdad.


Zamora

Av. del Príncipe de Asturias, 1 (Oficina de Turismo)
49012 Zamora
(+34) 980 53 18 45

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Etiquetas: Arte Románico

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