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Puerta de Alcalá

Madrid

Audioguía de la Puerta de Alcalá

Qué ver en la Puerta de Alcalá

Seguro que si has nacido en las últimas décadas del siglo pasado ya llevas un rato con el soniquete de “mírala-mírala-mírala… la Puerta de Alcalá”, la canción que hicieron famosa Ana Belén y Víctor Manuel allá por los años 80 y que compusieron, según sus propias declaraciones, “en una noche de juerga”, algunos de los componentes del grupo madrileño Suburbano.

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Seguro que si has nacido en las últimas décadas del siglo pasado ya llevas un rato con el soniquete de “mírala-mírala-mírala… la Puerta de Alcalá”, la canción que hicieron famosa Ana Belén y Víctor Manuel allá por los años 80 y que compusieron, según sus propias declaraciones, “en una noche de juerga”, algunos de los componentes del grupo madrileño Suburbano.

Afortunadamente para la Puerta, y también para todos nosotros, no todo son cancioncillas multimillonarias en ventas y éxitos. La Puerta, su historia y anécdotas dan para mucho más tal y como ahora mismo te vamos a contar.

Estás junto a uno de los símbolos más representativos y conocidos de la Capital. Aunque hoy parezca difícil de creer entre tanto tráfico, edificios y paseantes, esta puerta marcaba uno de los límites y accesos a la ciudad allá por el lejano siglo XVI.

Madrid, como tantas otras ciudades, seguía fortificada, rodeada de murallas que permitía el paso a su interior a través de una serie de puertas de acceso. Pero que no te confunda nadie!!, la función principal de estas puertas y murallas no era detener a los enemigos, sino vigilar quién, y lo más importante, con qué se entraba a la ciudad para poder cobrar los pertinentes impuestos sobre personas y mercancías. La hacienda pública de la época que ya vigilaba las exportaciones e importaciones.

Pero, con el paso del tiempo, las ciudades crecen y las murallas y sus puertas comienzan a ser más una molestia que un sistema eficaz de vigilancia y recaudación, especialmente cuando el tránsito termina colapsándolas.

Y así, llegamos al siglo XVIII cuando, definitivamente, la mejor solución para estas puertas es derribarlas y dejar que la ciudad se expanda libremente. Pero por suerte para estas preciosas puertas, en este mismo siglo llega también un personaje ilustrado y con ansias de convertirse a sí mismo en, además de rey, el mejor alcalde de su nueva capital. El madrileño italianizado, ilustrado, pelucón y neoclásico nuevo rey, Carlos III, a quien se le ocurrió que, en lugar de limitarse a derribar la puerta, tal vez sería mejor convertirla un elemento decorativo, al estilo de los antiguos arcos triunfales del Imperio Romano.

Dicho y hecho, que para eso era el rey. Una conversación con su arquitecto favorito, el también napolitano Francesco Sabatini y ya tenemos el primer Arco del Triunfo construido en Europa desde la época romana. Sí, sí el primero… del que luego Napoleón o los Hohenzollern prusianos copiarían la idea para sus capitales.

Desde aquel lejano año de 1.778 en que Carlos III pudo ver completada su obra han sido muchos los acontecimientos y personajes que, como nos recuerda la canción, han merodeado entre sus arcos; tropas napoleónicas entrado victoriosas y huyendo despavoridas, escritores ilustres, reyes puestos y depuestos, presidentes de repúblicas efímeras, tropas leales y rebeldes y hasta el mismísimo papa.

Y un dato curioso más. También por aquí han transitado y transitan los rebaños de la Cañada Real Galiana a su paso entre La Rioja y Ciudad Real. Puedes ver uno de los dos mojones si te acercas a la esquina noroeste de la Plaza de la Independencia, esquina calle de Alcalá y calle de Serrano, y el otro a la izquierda de la entrada del Parque del Retiro, junto a la parada de autobuses.

Como puedes ver, entre canciones y recuerdos, murallas y puerta, nobles y ejércitos también hay un espacio para la más castiza tradición.


Puerta de Alcalá

Plaza de la Independencia, 1
28001 Madrid

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Etiquetas: Neoclasicismo

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