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Paseo del Prado y sus Fuentes

Madrid

Audioguía de el Paseo del Prado y sus Fuentes

Qué ver en el Paseo del Prado y sus Fuentes

Habrás oído docenas de veces que a Carlos III le llamaban el mejor alcalde de Madrid, y la verdad es que al hombre no se le puede negar iniciativa y entusiasmo para convertir la capital española en una ciudad que pudiese rivalizar con las grandes urbes europeas. Para algo venía él de la refinada y sofisticada Italia, y para algo era un monarca ilustrado, con gusto por la ciencia, el arte y todas esas cosas que elevan el espíritu.

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Habrás oído docenas de veces que a Carlos III le llamaban el mejor alcalde de Madrid, y la verdad es que al hombre no se le puede negar iniciativa y entusiasmo para convertir la capital española en una ciudad que pudiese rivalizar con las grandes urbes europeas. Para algo venía él de la refinada y sofisticada Italia, y para algo era un monarca ilustrado, con gusto por la ciencia, el arte y todas esas cosas que elevan el espíritu.

Cuando Carlos aterrizó en Madrid, allá por 1759, la ciudad estaba bastante floja en cuestión de paseos, para qué engañarse. En la zona que nos ocupa, ya había una gran arboleda que, tiempo atrás, había tenido mucha popularidad y concurrencia, pero que ahora estaba tristona y abandonada. Así que el rey decidió sacarle partido con una reforma que incluía fuentes, jardines y estatuas para dar lustre al lugar.

Al proyecto se le llamó Salón del Prado y la jugada de atraer a la población a este lugar tampoco le vendría mal al monarca, porque en 1767 el Retiro se abría al público y, por mucho que las normas para entrar exigiesen compostura en el vestir, el rey era el rey y el populacho era el populacho. Y la distancia entre uno y otro siempre debía quedar clara.

Total, que el elegante Paseo del Prado fue concebido por José de Hermosilla, quien pensó que sería buena idea colocar algunas alegóricas fuentes de trecho en trecho. Tres se iban a dedicar a Cibeles, Neptuno y Apolo, y una cuarta a Tritón y Nereida, hoy conocida por Fuente de la Alcachofa.

Todas ellas fueron diseñadas por Ventura Rodríguez y esculpidas por las luminarias de la época, pero seguramente ninguno de ellos consideró la posibilidad de que los seguidores del fútbol madrileño eligieran sus monumentos para celebrar los éxitos. Y es que, a día hoy, la Cibeles se asocia con el Real Madrid como Neptuno se asocia con el Atlético.

Esto último tiene su aquel, porque la fuente de Neptuno, esculpida por Juan Pascual de Mena y sus discípulos, no fue colocada en su emplazamiento actual hasta 1898, cuando quedaban escasos cinco años para la fundación del Atlético de Madrid. La obra se había terminado en 1786, y presentaba al Dios sosteniendo su tridente y pilotando su carro marino aunque curiosamente la costa más cercana quedase a varios cientos de kilómetros. En fin… Cosas de las alegorías.

Pero no solo hay fuentes en el Prado. También edificios nobles, unos dedicados a la ciencia, como el Jardín Botánico, y otros formando uno de los conjuntos museísticos más renombrados del mundo, formado por el Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza y, naturalmente, el Museo del Prado. Quizá te sorprenda saber que este último fue puesto en marcha por el nieto del Carlos III, un tal Fernando VII al que la historia ha llamado de todo menos guapo. Pero mira, algo positivo tenía que haber hecho el hombre. En cualquier caso, nosotros te dejamos una foto suya para ver que opinas…


Paseo del Prado y sus Fuentes

Paseo del Prado, s/n
40.41 Madrid

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Etiquetas: Neoclasicismo

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