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Grazalema

Cádiz

Audioguía de Grazalema

Qué ver en Grazalema

Desde el aire, Grazalema parece una gran sábana blanca tendida en el verde de la sierra. Pero como seguramente no llegarás aquí en avioneta, lo primero que te llamará la atención a ras de tierra será la silueta del Peñón Grande, una mole que parece puesta a propósito para cuidar bien de esta maravilla de pueblo.

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Desde el aire, Grazalema parece una gran sábana blanca tendida en el verde de la sierra. Pero como seguramente no llegarás aquí en avioneta, lo primero que te llamará la atención a ras de tierra será la silueta del Peñón Grande, una mole que parece puesta a propósito para cuidar bien de esta maravilla de pueblo.

Cuando empieces a pasear por sus callejuelas y a descubrir fuentes y rincones entre las casas encaladas, entenderás por qué merece tanto cuidado. Todo el entorno lo merece, en realidad, y por eso Grazalema forma parte del primer parque natural que se constituyó en Andalucía; unas sierras llenas de historia que, mira por dónde, son el lugar que más lluvia recibe en toda España. Ni Galicia ni Asturias, ni el País Vasco… Ya ves qué poco te puedes fiar de los tópicos.

Con entorno paradisíaco y todo, quizá te sorprenda saber que Grazalema vivió siglos de gran pujanza industrial gracias a la fabricación de paños y mantas, y que los comerciantes que se enriquecieron con aquello construyeron la mayoría de casas nobles que puedes ver en la villa. Son casi todas de los siglos XVIII y XIX, y en sus piedras se suele indicar la pertenencia del dueño a alguna hermandad religiosa. Porque claro, por mucho que este fuera uno de los últimos territorios reconquistados, tiene su tradición cristiana, sus ermitas y sus iglesias. Entre ellas, las de San José, la Encarnación y Nuestra Señora de la Aurora.

Las encontrarás en tu paseo por el pueblo, pero no olvides pararte un rato en alguno de los miradores que te muestran el hermoso paisaje serrano. Seguramente te entrarán ganas de recorrer los senderos y bosques de la región buscando la amapola de Grazalema, una especie típica que salpica este paisaje. Hasta es posible que El Tempranillo les regalase algunas a las damas que desvalijaba, porque dicen que era un tipo muy zalamero… o muy sinvergüenza según se mire.

La huella de aquel legendario bandido sigue estando muy presente en estas sierras, y tanto es así que cada año se recrea una escena que tuvo lugar aquí en 1832. El bandolero bajó de las montañas para ver nacer a su primer hijo, pero los soldados del rey rodearon el cortijo y empezaron a disparar. El Tempranillo se las arregló para subir a un caballo con el bebé y el cuerpo de su mujer recién fallecida, y escapó al galope maldiciendo y soltando trabucazos. Consiguió entregar el cadáver de su esposa a su familia, y bautizó a su retoño en la iglesia de Grazalema, pocos días después. Una historia que merece ser recordada, ¿verdad?


Grazalema

Plaza Asomaderos, 3 (Oficina de Turismo)
11610 Grazalema
(+34) 956 132 052

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Etiquetas: Naturaleza

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